jueves, 31 de marzo de 2011

Teoamoxtli (Libro Sagrado de los orígenes)

Estoy trabajando en una novela histórica, pero cabe recalcar que nunca fui buena en historia. Tengo buena memoria, lo que me permitía aprenderme todo como periquito en aquellos tiempos de la primaria y la secundaria para sacar 10 en los exámenes.

Bueno, esta vez me mordí la lengua. Aquellos comentarios de "esto nunca me va a servir" (comentarios infantiles que todos hacemos como queja a la escuela) se me han regresado para darme de topes contra la pared casi 10 años después.

Me dio por escribir basándome en una investigación previa. Es la vida de Nezahualcóyotl, o parte de ella; y dicha investigación que tengo como base es muy completa, pero intuye que el lector (o sea yo) sabe mucho de la historia del México Prehispánico. No es el caso.

¿Por qué no me aprendí bien todo eso? Como diría mi mamá, ahorita estoy pariendo chayotes, me salen nombres de ciudades que ni siquiera puedo escribir rápido en el teclado, es más, leerlos cuesta trabajo, ¡y ni se diga de los nombres de la gente! que además me tengo que aprender el significado porque en algunas ocasiones aparece el nombre en Náhuatl o Matlatzinca (según sea el caso) y en otras aparece en español... gracias a eso sé que Ixtlicoyu significa Cara-Larga y Nezahualcóyotl significa Coyote con hambre o en ayuno (no puedo negar que ésta última me causó gracia).

Opté por informarme más, tomé un libro de mi mamá que se llama El Corazón de Piedra Verde de Salvador de Madariaga, que también es novela histórica, y aunque posterior a la vida de Nezahualcóyotl habla de la vida de su hijo Nezahualpilli y la llegada de los españoles. Aún no lo termino pero cabe recalcar que además de una riquísima narrativa promete un excelente final.
El punto es que me ha servido mucho, y por lo menos con ayuda del libro y de Internet ya tengo una idea bastante clara de lo que eran las cosas en ese tiempo.

Bien, hasta aquí llega este texto, tendré que seguir escribiendo la historia de Coyote en ayunas pues aún falta un largo camino por recorrer y muy poco tiempo para hacerlo, pero si hubiera puesto atención en clase de historia tal vez el camino sería más corto y tendría más tiempo... ni modo, seguiré trabajando aunque esté medio Ixtlicoyu.

miércoles, 30 de marzo de 2011

La Piedrita en el Zapato

Heme aquí de vuelta, todavía con dos muelas del juicio pero con varios kilos menos; nuevos intentos y una situación que se ha hecho permanente por más que intente sacarla de mi vida, a patadas, a gritos... he intentado de todo pero simplemente no se deja.

Me he tratado de convencer mil veces de que no me afecta, pero sí, me afecta ¡maldita sombra! No es necesaria mayor descripción, ella misma lo dijo "Estoy en medio nada más molestando"... qué bueno que lo sepa, por lo menos así tiene oportunidad de hacerse tonta más tiempo y seguir rondándome como mosca, acechando en las orillas de un algo que está completamente fuera de su alcance (o por lo menos eso quiero pensar).

Desgraciadamente deshacerme de esta piedrita en el zapato no es nada más cosa mía, hay otra ficha en el juego, y también se mantiene en su lugar. Ganas de moverse no le faltan, podría ser que le sobraran, pero no sé en qué existencia tan cómoda, compleja o desidiosa se encuentra que no es capaz más que de avanzar un milímetro muy de vez en cuando.

Alguna vez intenté dejarlo todo atrás, desde luego no funcionó. Después quise adaptarme y en esas vamos, pero ya me di cuenta de que me resulta imposible. Hay de dos sopas: o me quito el zapato y lo sacudo o de plano dejo que la desgraciada piedrita se incruste en mi pie y yo aprenda a vivir con ella y con su interminable molestia.

Me niego, como ya lo he hecho muchas veces antes y al final acabo cediendo "sólo camina unos metros más"- me digo y así ya llevo un buen rato andando. Me queda la esperanza de que llegará el día en que un tropezón me diga "hasta aquí" y entonces me quite el zapato para sacudir la piedra y siga caminando ya sin tan desagradable molestia.

Existe una tercera opción, que es que en algún momento un paso haga que la piedra se deslice por un borde y termine por irse, pero esta es una piedra voluntariosa, así que no hará esto a menos de que le dé la gana y como viene en mi camino calientita y bastante cómoda de no tener que ser ella la que se mueva, dudo mucho que esta alternativa le resulte atrayente a corto plazo. ¿Quién sabe? a lo mejor de pronto encuentre otro en quien montarse y se largue de una buena vez. Ojalá, como quien dice "que Dios me oiga".

Ahora que vengo a pensarlo, quizá la piedra no está en mi zapato por mucho que así yo lo crea, sino en el zapato de alguien más, de esa tercera persona... no me importa igual me molesta como si yo también la tuviera.

Muy odiada piedrita: Por este medio te exijo que vayas a molestar a alguien más, que hagas tu propio camino. Intenté quererte, intenté entenderte e intenté correrte... a ver si con esta cartita entiendes.