miércoles, 15 de julio de 2009

La Obsesión de la Semana.


Hoy es el estreno de la nueva película de Harry Potter, y en el entorno de nosotros los fans se respira un aire de expectativa sobre los nuevos efectos especiales que se añadirán al imaginario que creamos al leer cada uno de los libros. Desde luego dicha expectativa, así como el grado de fanatismo, es mayor en unos que en otros. 

Yo me considero fan, sí, pero prefiero ver la película algunos días después del estreno a estar formada media hora para entrar a la sala y que me toque un lugar espantoso en la primera fila en donde probablemente lo único que consiga sea torcerme el cuello y ahogarme con las palomitas.

Lo anterior no es el caso de muchos. Existen los obsesionados que dejan toda su vida con tal de ir a l estreno a las 12 de la noche, compran los boletos dos semanas antes y si aún no están hablan diario al cine para conseguirlos;  todo para obtener la respuesta "ya están agotados".
Entonces viene la frustración, y se ponen a buscar en todos los cines que tengan a la mano a ver si en alguno, de pura casualidad, hay boletos para el estreno. 

Aquí hay dos posibilidades: una, que en efecto todos los boletos estén agotados y que vayan al día siguiente a verla. Llegan un poco molestos a la función y con los ánimos medio bajos, no toman en cuenta que van a ver EXACTAMENTE LA MISMA PELÍCULA, lo único que les importa es que no fueron los primeros en verla y no pueden tener una conversación con sus amigos igual de obsesionados que ellos que se vieron un poco más listos y sí fueron al estreno. 

La segunda posibilidad es que en efecto logren conseguir los boletos para el estreno. Casi los enmican y los ponen en la caja fuerte donde de seguro no se les van a perder. El día de la película se empiezan a arreglar tres o cuatro horas antes. Unos se visten normal, tal vez un poco más formales de lo que el cine requiere; otros se ponen un pequeño detalle que tenga qué ver con la película, como una bufanda de Slytherin, un escudo de Gryffindor o una varita "mágica" en la bolsa del pantalón; y nunca faltan los más obsesionados que son los que se llevan el disfraz completo de Harry Potter con todo y lentes aunque se les nuble la vista y la cicatriz en forma de rayito pintada con plumón (café, para que parezca piel).

Ya faltan dos horas para la película y el cine empieza a abarrotarse de gente que acecha la entrada a la sala para formarse en cuanto se empiece a hacer fila. Llega el grupito de fans: Pedro alias "el Dobby", Juanita "Hermione" Pérez, Chucho alias "Harry" (por aquello de los lentes); y Adriana alias "la Snitch" por gordita y chiquita.  Entonces se paran frente a la puerta de la sala 16 y se dividen las tareas, uno va por las palomitas, el otro por los refrescos, otro por los dulces y uno se queda apartando el lugar en la fila, ¿qué hará el que se queda esperando para entretenerse? ¿no es obvio?...¡¡¡Claro!!! leer su parte favorita del libro 6 (solamente para asegurarse de que se la sabe de memoria) mientras llegan sus palomitas de caramelo en caja de edición especial de Harry Potter.

Finalmente abren la sala y todos entran a empujones para encontrar el mejor lugar posible. Ya sentados, la publicidad antes de la película es insoportable, esos quince minutos se hacen eternos y finalmente sale el logotipo de Harry Potter. La película va a empezar, una lágrima rueda por la mejilla de Juanita y a Chucho se le enchina la piel. Silencio total, es herejía hablar fuerte durante la película, y más en la función sagrada que es el estreno.

Tres horas después...

Se encienden las luces, la película terminó y entonces se vuelve a permitir la plática, todos hablan de los maravillosos efectos y de las partes que cambiaron del libro, tratando de imaginar cómo hizo el guionista para acomodar las cosas tan bien (o tan mal), admirando cada vez más a J.K. Rowling, la vida no sería igual sin ella; y llorando una vez más porque la saga termina en el libro 7, lo bueno es que todavía faltan una o dos películas, no es tan grande la depresión... en este momento, ya llegará el día para llorar aún más.

Llega la mañana del día siguiente y entonces sí, a presumir que ya vieron la película y a determinar a quién le va a gustar y a quién no, a querer contar los detalles pero sobre todo... ¡a comprar más boletos porque otra vez la quieren ver! 


1 comentario:

Kp dijo...

Sabes demasiado sobre cómo actuan estos "personajes"... mmm, sospechoso.
Alguna vez me topé con unos de ellos en el metro e iban diciendo "jojojo, estamos como los alumnos de Griffyndor en la página 347 del último libro" "jajaja sí es cierto"... WTF!!!